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Abolición mental

Hay tres tipos de acciones: físicas, verbales y mentales. Por lo general concedemos mayor importancia a las acciones físicas, luego a las verbales y por último a las mentales. Golpear a una persona nos parece más grave que insultarla, y ambas cosas peores que un pensamiento con mala voluntad no expresado hacia ella. No hay duda de que ésta sería la catalogación conforme a las leyes dictadas por los hombres en cada país; pero, según el Dhamma, la ley de la naturaleza, la más importante es la acción mental. Los actos físicos o verbales asumen un significado totalmente distinto, dependiendo de la intención con la que estén hechos.

Un cirujano utiliza su escalpelo para realizar una operación urgente de vida o muerte que no tiene éxito y el paciente muere; un asesino utiliza una navaja para matar a su víctima a puñaladas. Las acciones son físicamente semejantes y producen el mismo efecto, pero mentalmente son polos opuestos. El cirujano actúa movido por la compasión, el asesino llevado por el odio. El resultado que cada uno obtenga será diferente por completo, acorde con su acción mental.

También en el caso de la palabra, la intención es primordial. Un hombre discute con un colega y le insulta llamándole cerdo; se lo dice lleno de ira. Ese mismo hombre ve a su hijo pequeño jugando en el barro y cariñosamente le llama cerdo; se lo dice lleno de amor. La palabra utilizada ha sido la misma en ambos casos, pero en cada uno de ellos ha expresado estados mentales virtualmente opuestos; el resultado viene determinado por la intención que le demos a la palabra.

Abolición mental

Tanto las palabras como los actos o sus efectos externos son meras consecuencias de la acción mental, y para juzgarlos correctamente habrá que basarse en la naturaleza de la intención que exteriorizan. El verdadero Kamma es la acción mental, ella es la causa que dará resultados en el futuro. Comprendiendo esta verdad, el Buda anunció:

“La mente precede a todos los fenómenos,

la mente es lo que más importa.

La mente lo produce todo.

Si con una mente impura hablas o actúas,

entonces el sufrimiento te sigue,

como la rueda del carro sigue la huella del animal uncido.

Si con una mente pura hablas o actúas,

entonces la felicidad te sigue

como una sombra que nunca se separa”.

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