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Siete claves para salir conscientemente en cuerpo astral

Proyección del teúrgo:

El teúrgo tiene que adquirir práctica, capacidad infalible para proyectarse conscientemente en cuerpo astral. Debe establecerse esta capacidad como un hábito que maneje voluntariamente, en cualquier momento, en cualquier circunstancia, no importa que esté solo o ante testigos. De otra manera no es teúrgo.

Ahora, conocerán los discípulos numerosas claves para que adquieran esta admirable y preciosa capacidad.

PRIMERA CLAVE:

Adormézcase el discípulo al mismo tiempo que vocaliza el mantram FARAÓN distribuido en tres sílabas, de esta manera:

FFFFFFFAAAAAAA… RRRRRRRAAAAAAA... OOOOOOONNNNNNN…

La vocalización de la Letra R, ya fue explicada (la R se vocaliza con una vibración más alta, como si un niño tratara de imitar el zumbido vibratorio de un motor en marcha: sonido agudo, alto, con tendencia a producir modulaciones de flauta).

El discípulo deberá acostarse, horizontalmente boca arriba. Colocará las palmas de las manos extendidas sin rigidez, sobre la superficie del colchón; las rodillas flexionadas hacia arriba, con las plantillas de los pies descansando sobre la cama.

Todo el cuerpo debe estar relajado, miembro por miembro.

Todo dispuesto así, adormézcase el discípulo y haciendo inspiraciones profundas, vocalice el mantram FARAÓN.

Inevitablemente dormido el discípulo, saldrá del cuerpo físico sin saber en qué momento, ni cómo.

Ya en los mundos internos en la cuarta dimensión en donde irresistiblemente se proyectará su astral, despertará conciencia total, es decir, se dará cuenta de sus inauditas experiencias en esos mundos y así podrá dedicarse al ejercicio de la teúrgia.

Pero antes de acostarse, haga el signo de la estrella microcósmica. Al efecto, se levantan los brazos hacia arriba, hasta que las palmas de las manos se toquen entre sí sobre la cabeza; y después, se extienden lateralmente de modo que queden en posición horizontal, formando con el resto del cuerpo una cruz, por último, se cruzan los antebrazos sobre el pecho tocando esta región con las palmas, en tanto las puntas de los dedos lleguen al frente de los hombros.

Nuestro adorable salvador del mundo, el Cristo Jesús, utilizaba esta misteriosa clave, hasta hoy revelada por nosotros, cuando estudiaba en las pirámides de Kefren.

Ahora bien, el maestro Huiracocha aconsejaba, con esta práctica, quemar algún sahumerio, algún incienso o sencillamente impregnar la habitación con un buen perfume.

SEGUNDA CLAVE:

O de otra manera, el discípulo se adormecerá vocalizando este mantram: TAI RE... RE...

RE...

Debe cantarse este mantram acentuando fuertemente la vocal A: TAAAAAAAIIIIIII.

Las tres silabas restantes, se vocalizan dando a la E un sonido acampanado melodioso prolongado: la R, no se hace vibrar sino solo se pronuncia de una manera simple REEEEEEE… REEEEEEE… REEEEEEE…

La sílaba TAI, se canta en tono profundo. La repetición de RE en tono más alto que TAI.

Cuando el discípulo se esté ya adormeciendo, cuando se encuentre en ese estado preciso de transición entre la vigilia y el sueño, deberá levantarse del lecho sin vacilaciones, sin pereza, sin dudas sin razonamientos, con naturalidad, en forma refleja o instintiva, automática y absolutamente infantil... Observad a las aves: ellas cuando van a volar, no razonan para ello, no abrigan dudas, ni preconceptos, sino que vuelan instintivamente, diríamos: automáticamente. De esa manera debe proceder el discípulo: imitar a las aves... Debe levantarse, pues, del lecho y salir de la recámara. Y diríjase a cualquier rincón del infinito, a donde quiera.

Cuando decimos que el estudiante debe LEVANTARSE del lecho, tradúzcase esto en hechos efectivos e inmediatos, sin dar lugar a pensar.

Desdoblamiento imprevisto y reflejo:

Referimos el hecho de un caballero que, estando dormido hubo de levantarse para abrir la puerta de su casa, porque en esos instantes escuchó que alguien tocaba en ella. Cuando regresó a su recámara, tuvo la tremenda sorpresa de encontrar sobre su lecho a un hombre. Al observarlo bien, se dio perfecta cuenta de que ese hombre era su propio cuerpo, el cual había quedado entre el lecho.

Por la referencia anterior, podrán darse cuenta los estudiantes de que cuando un hombre se levanta de su lecho en el instante preciso de estar dormitando, el resultado es, inevitablemente, el "DESDOBLAMIENTO". El caballero del caso precedente, se "desdobló" porque él se levantó con la más entera naturalidad: no hubo análisis mental, ni temores, ni prejuicios. ¡Salió a abrir la puerta, eso fue todo!

TERCERA CLAVE:

Dentro del cerebro humano, en el interior de sus celdillas, resuena, incesantemente, la

“SUTIL VOZ”. Es un sonido sibilante, agudo. Es el “CANTO DEL GRILLO”, el silbo de la

“SERPIENTE”, el “SONIDO ANAHAT”: la voz de Brahama. Tiene diez tonalidades que el teúrgo debe aprender a escuchar. La mente del estudiante debe absorberse en ese

SONIDO, como abeja en el néctar de las flores.

Aquel que desee escuchar el SONIDO ANAHAT, debe vaciar la mente, tener la mente quieta, no aquietada; repetimos: QUIETA. El que intente y se proponga escuchar ese místico SONIDO, que mantenga la mente en silencio, no silenciada; repetimos EN SILENCIO.

Distíngase entre una mente que está quieta, porque ha comprendido que es inútil pensar; y una mente aquietada artificialmente. Diferénciese entre una mente que está en silencio natural, espontáneamente, y una que está silenciada a la fuerza, violentamente.

Cuando la mente está quieta, en profundo silencio, el estudiante sí puede escuchar, inevitablemente, el SONIDO DEL GRILLO: un sonido sutil, agudo, penetrante. Aún más: si el alma se absorbe en este místico sonido, se abren para el estudiante las puertas del misterio. Pues en esos instantes, levántese del lecho, instintivamente, y salga de la recámara para dirigirse a los templos de la Logia Blanca, o a cualquier lugar del universo.

¡El discípulo debe aprender a tocar la Lira de Orfeo! ¡Esa Lira es el verbo, el sonido, la gran palabra!

CUARTA CLAVE:

Se puede adormecer el estudiante vocalizando la letra S, como un silbo dulce y apacible: SSSSSSS...

Con la vocalización de esta letra, adquirirá la capacidad de hacer resonar en su cerebro la

SUTIL VOZ, el SONIDO ANAHAT, a voluntad, el cual le permitirá salir conscientemente en cuerpo astral.

QUINTA CLAVE:

La fuerza Sexual se bipolariza en positiva y negativa. Por el cordón ganglionar de la derecha que se enrosca en la médula espinal, ascienden los átomos solares desde nuestro sistema seminal. Por el cordón ganglionar de la izquierda, que se enrosca en la misma, ascienden los átomos lunares desde el mismo sistema seminal.

Pues bien, los átomos solares resuenan con el mantram: RA.

Y los átomos lunares, vibran intensamente con el mantram: LA.

Para hacer resonar la sutil voz, el sonido Anahat, dentro del cerebro, utilícese el poder sexual de los dos testigos conocidos en Oriente con los nombres del Ida y Pingalá.

El sonido Anahat, es producido por las fuerzas sexuales en movimiento. Y ya se sabe que todo movimiento produce sonido. Si se procura hacer vibrar con intensidad a los “átomos solares y lunares” del sistema seminal, entonces el sonido Anahat se producirá más fuerte, más intenso, y capacitará para salir conscientemente en cuerpo sstral.

Adormézcase, desde luego, vocalizando mentalmente así:

LAAAAAAA... RAAAAAAA... LAAAAAAA... RAAAAAAA...

Con estos mantrams los átomos solares y lunares aludidos girarán intensamente en remolino eléctrico. Tal movimiento produce el sonido Anahat con el cual puede el estudiante escaparse conscientemente del cuerpo físico. Lo importante es que se levante del lecho en instantes de estar dormitado, aprovechando el místico SONIDO.

Los dos testigos del Apocalipsis de San Juan otorgan el poder de profetizar porque producen el despertar de la conciencia. Por el cordón ganglionar de la derecha sube el fuego solar, por el de la izquierda, se eleva el agua lunar. Fuego más agua, igual a conciencia. El fuego del Flegetonte y el agua del Aqueronte se entrecruzan en la Novena Esfera (el sexo), formando el signo del Infinito. Este signo es el Santo Ocho. Si se observa cuidadosamente el Caduceo de Mercurio, se pueden percibir dos serpientes enroscadas que forman el Santo Ocho.

SEXTA CLAVE:

Existe en México un cactus prodigioso, mencionado por el maestro Huiracocha en su novela “Rosa Cruz”. Es el PEYOTL o JICULI (peyote). Este cactus tiene el poder de despertar la clarividencia instantáneamente, a aquél que lo mastica. El Peyolt (peyote) permite salir conscientemente en cuerpo astral. Es una planta sagrada de la Gran Logia Blanca.

Desgraciadamente, en la capital de la República Mexicana es absolutamente imposible encontrar el Peyolt auténtico. Solo se encuentra en San Potosí o en Chihuahua entre los indios Tarahuamaras de la Sierra.

Los Maestros del Templo de Chapultepec utilizan este cactus, para sus astralizaciones instantáneas y urgentes. Basta masticarlo, ¡eso es todo!

SÉPTIMA CLAVE:

ÁNGELES GUARDIANES; todo discípulo está asistido por un gurú, por el ángel guardián.

Antes de ensayar la práctica de salida en astral, invóquese el auxilio del maestro o ángel guardián. Ruéguese, ante todo, al Dios Interno para que él en lengua sagrada llame al gurú.

Indudablemente, ese maestro encuentra factible sacar al discípulo, conscientemente, en cuerpo astral.

No pocos estudiantes han echado a perder totalmente sus facultades con los malos hábitos y costumbres que tuvieron en sus reencarnaciones pasadas. Y ahora sufren lo indecible porque, a pesar de conocer todas las claves gnósticas, no logran salir conscientemente en cuerpo astral.

En las selvas del Amazonas y el Putumayo (Colombia), existe una planta portentosa llamada “Yagué” (yagé o ayahuasca). Los Piachis de las tribus toman esa planta en infusión mezclada con “Guarumo”, y salen en astral. Si un estudiante gnóstico que no posea la facultad de salir conscientemente en astral bebiese esa infusión, instantáneamente lograría el “desdoblamiento” consciente. Y si la utilizara diariamente, durante: algún tiempo adquiriría la facultad de “astralizarse”.

Después, aunque ya no lo tomara, no la necesitaría, pues se instalaría esa facultad en él permanentemente.

Clave especial: "discernimiento"

Durante las horas del sueño, todo ser humano se mueve en astral, flota fuera del cuerpo físico. Desgraciadamente los seres humanos deambulan, durante el sueño, en los mundos internos con la conciencia absolutamente dormida también. Por lo común, se dedican a realizar las mismas tareas ejecutadas en la vida diaria. Si alguien despertara la conciencia cuando está dedicado a las tareas nocturnas, tendría oportunidad de contemplar con sus ojos astrales todas las maravillas de los mundos superiores, y podría dedicarse al estudio de los grandes misterios de la vida y de la muerte.

Revelaremos una clave precisamente para despertar conciencia astral, durante el tiempo del sueño normal, en los mundos superiores:

Ejercicio: durante el estado de vigilia, a cada instante, dentro del tráfago de la vida diaria, hay que acostumbrarse al “discernimiento”. Cuando el estudiante vea, por ejemplo, una hermosa puesta del sol, con todos sus colores de púrpura, lo más lógico que debe hacer es preguntarse a sí mismo: ¿estaré yo en cuerpo astral?... ¿andaré fuera del cuerpo físico?... Entonces, procurar dar un pequeño salto, un brinco hacia arriba, con la intención de flotar. Y si logra flotar es porque está en cuerpo astral, es porque dejó durmiendo su cuerpo físico en el lecho, inactivo, aunque sí con todas sus facultades vitales.

Deben admitir y recordar los discípulos gnósticos que, durante el sueño, las almas ven astralmente las cosas exactamente iguales a las existentes en el mundo físico; y por ello cree firmemente cualquiera que se encuentre en cuerpo físico. ¡Es que en los mundos internos reina la Ley de la Levitación en tanto que en el mundo físico, la Ley de la Gravedad! Así, pues, el saltito resuelve el problema y, si se flota en astral, se despertará conciencia. Y todo detalle, toda cosa digna de curiosidad, todo hermoso paisaje de la Naturaleza, debe ser motivo para que el estudiante se formule aquella pregunta y para que ejecute el salto.

Hecho ilustrativo de la vida diaria:

Aquel Juan mencionado aquí tantas veces, nuestro amigo, acostumbraba a realizar esta práctica durante su vida diaria, a cada instante en presencia de cualquier detalle lleno de interés o curiosidad.

Y una noche... Juan visitó a unos amigos. Ellos lo acogieron con extremado afecto. Sentado entre ellos, compartía el diálogo y se hallaba realmente muy contento. Empero, como Juan se hallaba siempre habituado, en presencia de cualquier detalle importante, a hacerse aquella pregunta, lógicamente esta reunión de amigos constituyó motivo suficiente para interrogarse a sí mismo: ¿estaré en astral?... ¿andaré fuera del cuerpo físico?...

Miró a su alrededor y, evidentemente, todo demostraba que se encontraba en cuerpo físico. Sus amigos estaban vestidos: con abrigos, unos; con trajes, otros, trajes del hombre de la vida urbana común y corriente. ¡Nada indicaba que Juan estuviera en astral! No obstante, se dijo para sí: ¡voy a efectuar el saltito! Pidió permiso a sus contertulios, y salió del recinto. Ya afuera, ejecutó el saltito lo más alto que pudo, con la intención de volar resueltamente. El resultado fue sorprendente: ¡quedó flotando en el espacio! ¡Se dio cuenta perfecta de que estaba en astral! ¡De que su cuerpo físico había quedado en la cama!...

Juan se le ocurrió hacerse esa pregunta al instante, porque durante su vida diaria, a cada momento se la formulaba. Total: esta práctica se había grabado en su subconsciente en forma absoluta; y, ahora, automáticamente el subconsciente lo impulsaba a repetírsela en el sueño, precisamente cuando estaba fuera del cuerpo físico. Resultó conciencia astral.

Juan regresó al recinto y habló así a sus amigos:

Comunico a ustedes, mis amigos que, los aquí reunidos, nos encontramos en cuerpo astral... La cuestión es que ustedes, amigos, se acostaron hace algunas horas, para dormir, ¡pues sus cuerpos físicos están en sus respectivas camas!... ¡Y aquí, todos ustedes están en ASTRAL!

Los contertulios se miraron a sí mismos y unos con otros se palparon y dijeron:

¡Eso es imposible! Nosotros estamos en cuerpo físico: ¡en carne y hueso!

Y terminaron riéndose de Juan. Reían como locos. Viendo Juan que sus amigos eran unos inocentes, o que vivían con la conciencia dormida, se retiró del recinto y, flotando, en cuerpo astral, pensó dirigirse a San Francisco, California, y así lo hizo: necesitaba visitar cierto templo que un iniciado fundó allí.

Un "desencarnado" inconsciente:

Por el camino, Juan encontró a un hombre en cuerpo astral, quien marchaba a pie por una carretera. Este sujeto era un cargador, y portaba sobre sus espaldas un gran fardo que pesaba demasiado. Cuando Juan lo miró pudo percibir detalles: ¡Dicho sujeto era un muerto! ¡Había desencarnado hacía algún tiempo! Y, ahora, en cuerpo astral, ambulaba a lo largo del camino carretero. Ese hombre estaba firmemente convencido de que andaba en cuerpo físico. ¡Ignoraba aquello de su muerte! Marchaba con la conciencia dormida... Y el fardo que cargaba sobre sus robustas espaldas, no era sino una imagen mental creada por él mismo. Ese pobre hombre había sido cargador y todavía, después de muerto seguía su oficio de transportar fardos...

Juan quiso ayudarlo a despertar conciencia y le dijo:

¡Amigo, dese usted cuenta de su situación!... Recuerde que usted ya está muerto: ¡ya ni tiene cuerpo físico!

Aquel hombre miró a Juan con ojos de sonámbulo. No entendió lo que él trataba de hacerle comprender. Juan flotando en su rededor intentó otro esfuerzo. ¡Pero todo fue inútil! Aquel hombre tenía la conciencia dormida, y todo intento para despertársela fue un fracaso rotundo.

Si ese hombre en vida cuando poseía su cuerpo físico, hubiera practicado la Clave del

“Discernimiento”, habría sido capaz de despertar conciencia durante su sueño normal, y, ahora después de muerto, se hubiera convertido en un discípulo consciente, aunque desencarnado, de la Gran Logia Blanca.

Juan renunció a otro esfuerzo más, prosiguió su caminó y llegó, por fin, al templo objeto de su visita.

Y más tarde, regresó feliz a su cuerpo físico. Se introdujo a su cuerpo por la glándula pineal que es la ventana de Brahama, el asiento del alma como dice Descartes.

Téngase la seguridad que con la clave aquí revelada, son innumerables los discípulos que han logrado despertar conciencia en los mundos internos. Lo importante es practicarla constantemente durante la vigilia, para que se grave en el subconsciente y actúe automáticamente durante el sueño.

Esta es una manera de poner el subconsciente al servicio de la voluntad consciente.

Ya al volver al físico, después del sueño, al regresar al estado de vigilia normal, el estudiante no debe moverse dentro del lecho, pues en, ese movimiento del cuerpo físico se agita el cuerpo astral y se pierden los recuerdos. En tal momento practíquese un ejercicio retrospectivo para recordar dónde estuvo el estudiante, por qué lugares transitó, y qué cosas aprendió cuando actuaba en cuerpo astral.

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