Ley de la Analogía
“Porque de la forma que juzgas a otros, serás juzgado; con la misma medida con que mides a otros, serás medido”. (Mateo 7:2)
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: hermano, deja que te saque la paja de tu ojo, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”. (Lucas 6, 41-42)
La Ley de la Analogía es un aspecto parcial dentro de la Ley de Causa y Efecto; es la causa misma. Por medio de esta ley, son ayudados por el universo quienes trabajan en sí mismos, para reconocerse y conocerse. La Ley de la Analogía muestra que lo que el ser humano piensa, siente, expresa y atrae, así es su vida.
El recorrido que se hace por el mundo interno trae conocimiento de sí mismo y motiva a laborar en la eliminación de los defectos propios (yoes). Hay quienes se preguntan ¿cómo me doy cuenta de mis yoes? Quizás sea difícil darse cuenta al principio, como todo comienzo, de allí que existen personas que dicen: “pero yo estoy bien”, “todo está en orden en mí”, “no tengo defectos”. De ser así tendrían mucha armonía, paz y tranquilidad en el diario vivir.
En la convivencia con otras personas, afloran del interior molestias que son atribuidas al prójimo, incluso, catalogándolo como toxico, sin darse cuenta que es la Ley de la Analogía que se manifiesta para enseñar el aspecto oculto para trabajar en sí mismo. Un instrumento musical empieza a resonar cuando percibe una vibración homologa a su frecuencia. Por consiguiente si una persona se siente alterada o molesta por otra, es posible que esté vibrando una nota parecida a la de su prójimo que la hace sonar. En ese sentido ambos son análogos en un aspecto en particular, sea agradable o desagradable.
A simple vista no es fácil reconocerse y menos aceptarlo, a menos que se esté trabajando seriamente en sí mismo. Es cuestión de aplicar la autoobservación, sobretodo en esos momentos cuando se perciben excitaciones que alteran. Solo hay que observar hacia adentro con mucha tranquilidad y ecuanimidad, teniendo en cuenta siempre que el prójimo es solo un amigo que muestra las debilidades propias.
Por ejemplo, un caso práctico, para un hombre que le guste ser el centro de atención, no hay nada peor que otro hombre parecido a ese comportamiento. Lo mismo sucede para un codicioso, no hay nada peor que otro codicioso. Los elementos sombríos del carácter del uno chocan con los del otro, así son las analogías.
Ley de la Analogía en el mundo de los sueños
Todas las cosas en el universo siguen esta ley: “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. El hombre es el microcosmos del universo.
El mundo de los sueños es muy amplio y complejo, se necesita del conocimiento esotérico y de las leyes de la Naturaleza para poder comprender las metáforas. El plano onírico manifiesta constantemente a las personas sobre cómo está el mundo en el que viven y el entorno en el que andan. La filosofía de la Ley de la Analogía ayuda a ver a través de la comparación entre algo que se sueña y lo que se vive, eso que sucede en el ser.
Por ejemplo, soñar que se está ahogando se puede interpretar como situaciones que producen angustias, por falta de sabiduría para manejarlas; también soñar viéndose perseguido por algo o alguien, normalmente son eventos de la vida en los cuales hay mucho estrés y presión en el ambiente.
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